ADQUIERE "EL MITO DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA"

domingo, 31 de julio de 2011

"El despertar juvenil" (Revista Proceso, 31 de julio de 2011)

Jóvenes en demanda de acceso a educación superior
Foto: Hugo Cruz, proceso.com
Urge una radical renovación generacional y ética de la clase política nacional. Es iluso imaginar que a partir de una serie de reuniones públicas televisadas los mismos políticos de siempre se despertarán y ahora sí trabajarán en función del interés público. Lo que se necesita es un nuevo movimiento juvenil combativo y propositivo que sacuda a los políticos profesionales y prepare el camino para un relevo integral de la clase gobernante.

El movimiento tendría que ser verdaderamente nuevo y desplazar a muchas de las voces y organizaciones sociales actualmente “autorizadas” para hablar en nombre de la llamada “sociedad civil”. La renovación generacional debe aplicar no solamente para los políticos, sino también para la “comentocracia” y muchos de los dirigentes sociales que han envejecido y se encuentran desfasados.

A lo largo de la historia, México ha jugado un papel central en los procesos de transformación social a escala mundial. A principios del siglo XX, la Revolución Mexicana y la Constitución de 1917 establecieron las pautas para el nuevo constitucionalismo social que rápidamente se extendería a lo largo y ancho de Europa, y después al mundo entero. Posteriormente, la materialización del proyecto revolucionario durante el sexenio de Lázaro Cárdenas, con la expropiación petrolera y el inicio del reparto agrario, demostró al mundo que era posible pasar de la propuesta a la acción para detonar una profunda transformación social desde el poder del Estado.

Durante los años 50, 60 y 70, México volvió a destacar en el escenario global por la fuerza de sus movimientos sociales en sectores tan diversos como los de maestros, ferrocarrileros, electricistas, campesinos y estudiantes. Durante la década de los ochenta, la imposición de una lógica “neoliberal” en materia económica alrededor del mundo encontró una resistencia particularmente fuerte y consolidada en nuestro país. El movimiento que emergió fue tan fuerte que incluso en 1988 logró derrotar al partido en el poder, si bien la victoria de Cuauhtémoc Cárdenas finalmente fue pisoteada por el fraude orquestado por Carlos Salinas.

En la década de los noventa, el movimiento internacional en contra de los efectos de una “globalización” desigual e injusta tuvo su momento fundacional en el “Encuentro Intergaláctico en contra del Neoliberalismo y por la Humanidad” organizado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional durante el verano de 1996. Las movilizaciones históricas durante la reunión de la Organización Mundial del Comercio en Seattle, EU, en 1999, y después en otros encuentros de la misma organización, así como del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, no se explican sin el ejemplo y la inspiración de los indígenas de Chiapas.

Hoy, México vuelve a destacar como un país ejemplar, ahora en materia de reformas legales para la defensa de los derechos fundamentales. Las reformas constitucionales en materia de transparencia, justicia penal, electoral, amparo y derechos humanos que han tenido lugar en los últimos años representan un cambio real y significativo en el marco legal del país. Lamentablemente, hemos visto que las modificaciones legales significan muy poco si los individuos a cargo de las instituciones siguen trabajando de la misma manera corrupta e ineficiente que en el pasado.

La tragedia que hoy vive México en múltiples ámbitos (seguridad, educación pública, elecciones, empleo, salud, desarrollo social, etcétera) no es responsabilidad sólo de las “instituciones” de manera abstracta, sino de hombres y mujeres que han privilegiado sus propios intereses y compromisos por encima del bienestar general. La necesaria transformación de México requiere en primer lugar de un relevo integral de los políticos actuales para dar cabida a nuevos liderazgos juveniles, solidarios, éticos y trabajadores.

La juventud mexicana se encuentra actualmente en crisis. Estudios recientes de la Coneval, el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y el Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical coinciden en que el desempleo y la pobreza han aumentado en este sector. Asimismo, la situación laboral para los que sí tienen empleo se vuelve cada vez más precaria ya que las nuevas políticas de contratación reducen sistemáticamente las prestaciones del sector juvenil. Los informes de la Organización de las Naciones Unidas reflejan que esta realidad de desprotección y exclusión juveniles no es privativa de México, sino que abarca al planeta.
 
Pero también existe una gran oportunidad histórica. Hoy gozamos de un “bono demográfico” sin precedentes en el que el porcentaje de población juvenil es más grande que nunca en la historia, y el promedio de edad de los mexicanos es de apenas 26 años. Así que, de la misma manera en que los jóvenes se movilizaron en Egipto, Libia y España, las condiciones están listas para un movimiento similar contra la totalidad de la clase política en nuestro país.

Pero el brote de este movimiento de nuevo signo, que sobre todo debería reivindicar las demandas de los jóvenes menos privilegiados, de ninguna manera ocurrirá de manera automática o espontánea, sino que dependerá de las acciones y decisiones que tomen los actores sociales. El futuro político del país no dependerá de los resultados de las elecciones de 2012, y mucho menos de la posibilidad de consensuar un candidato supuestamente “ciudadano” entre dos o más partidos, sino de la capacidad de los jóvenes para organizarse en sus comunidades, escuelas, barrios y centros de trabajo, así como para implementar nuevas formas de protesta social y plantear innovadores caminos para el desarrollo nacional*

lunes, 25 de julio de 2011

"La reforma política" (La Jornada, 25 de julio de 2011)

La protesta en el Senado
Foto: José Antonio López, jornada.com
Se equivocan quienes han convertido la llamada "reforma política" en una bandera de lucha de las causas progresistas. La Cámara de Diputados cometería un grave error si avala sin modificaciones lo aprobado por el Senado en esa materia. Los diputados primero tendrían que debatir a fondo las propuestas para incorporar los ajustes necesarios para convertir el documento en una verdadera propuesta para el cambio social.

Javier Sicilia y el pequeño grupo de jóvenes que el miércoles pasado asistió a la Comisión Permanente pecan de soberbia: “No venimos a pedirles, sino a exigirles que aprueben la reforma política. Si tienen que convocar a un periodo extraordinario o trabajar horas extras es su problema: la aprueban, es un mandato ciudadano. Apruébenla como se las mandó el Senado”. Los manifestantes demuestran un preocupante desconocimiento de los procesos democráticos al erigirse en representantes de un inexistentemandato ciudadano y exigir que en lugar de discutir las reformas los diputados se comporten como meroslevantadedos.

En febrero de 2010, un grupo de intelectuales y ex funcionarios públicos encabezado por Héctor Aguilar Camín, Jorge Castañeda y Federico Reyes Heroles ya había utilizado una estrategia similar para defender la propuesta de reforma política de Felipe Calderón. Su polémico desplegado titulado “‘No’ a la generación del ‘No’” se inició con la misma orden sorda de cancelar el debate democrático: "Amigos legisladores: aprueben las reformas". "No hay nada más que discutir, hay que votar y punto", aclaraban los organizadores en múltiples entrevistas.

En septiembre de 2007, los principales medios de comunicación también tomaron el Senado para obligar a los representantes populares a modificar la redacción de la reforma electoral. En aquel encuentro histórico, Pedro Ferriz articuló un discurso similar al que hoy presenta Sicilia: "No creo que vengamos a dialogar con ustedes; venimos a reaccionar de ustedes"...

ARTÍCULO COMPLETO DISPONIBLE EN LA JORNADA

jueves, 21 de julio de 2011

"México no es cuartel" (Revista Proceso, 17 de julio de 2011)

Foto: Yahir Ceballos, proceso.com
Ha llegado la hora para el retiro de los militares de las calles. La situación actual ya no es sostenible, con casi 50 mil integrantes de las fuerzas armadas que se encargan de manera cotidiana de tareas de seguridad pública. Estamos en una coyuntura de abuso generalizado contra los derechos humanos y de violación flagrante a la Constitución, así como frente a un abierto fracaso en el combate a la violencia y a la delincuencia organizada. Es imperativo determinar una fecha específica y cercana para el retorno de los soldados a sus cuarteles.

En su momento, el gobierno federal justificó la estrategia de recurrir al Ejército y a la Marina como una medida temporal que supliría a las corporaciones policiacas del país mientras éstas “limpiaban” y “profesionalizaban” su personal. Pero la “medida temporal” se ha convertido en una misión permanente para “mantener la paz” en toda la República. De allí la desesperación por aprobar las reformas a la Ley de Seguridad Nacional que buscan “legalizar” las acciones que hoy violentan gravemente el mandato constitucional de que los militares únicamente puedan “ejercer funciones” que “tengan exacta conexión con la disciplina militar” (artículo 129).

Estamos por cumplir cinco años del inicio de la “guerra” de Felipe Calderón y las autoridades no cansan de informarnos que los militares deberán seguir en las calles durante por lo menos siete o 10 años más. Pero no existe ninguna garantía de que al término de este plazo no se pida una prórroga por otro periodo igual, y así sucesivamente hasta que se eternice la estrategia actual. Asimismo, cada vez más mandos militares son nombrados jefes de corporaciones policiacas y procuradurías estatales. Más que un plan de desmilitarización, hoy asistimos a un evidente proceso de profundización de la vía militar.

Recientemente han surgido voces que, si bien son críticas de la militarización, cuestionan la demanda de un retiro inmediato de las fuerzas armadas en todo el país. Señalan que encuartelar a todos los militares de golpe sería igual de irresponsable que su atropellado despliegue al principio del mandato de Calderón. También invitan a reflexionar sobre las diferencias entre diversas zonas del país, en algunas de las cuales la influencia militar supuestamente ha sido positiva, o por lo menos no tan nociva, como en Cherán, Michoacán, en comparación con otras, como Ciudad Juárez...

TEXTO COMPLETO DEL ARTICULO DISPONIBLE EN REVISTA PROCESO

martes, 19 de julio de 2011

"En defensa de las cuotas de género" (Entrevista in extenso, Periódico Excelsior, 19 de julio 2011)

Si hubiera justicia plena e igualdad de oportunidades, la paridad de género en los cargos de alta responsabilidad ocurriría de manera automática y natural. El hecho de que no estemos ni cerca de tal meta habla de la existencia de una sociedad patriarcal y opresiva hacia las mujeres. Las niñas y las jóvenes crecen en una situación de franca desventaja y tenemos la obligación de compensar esta desigualdad.

Una de las estrategias más importantes son las cuotas. En un mundo “meritocrático”, en el que supuestamente todos llegan a sus cargos a partir de una evaluación objetiva de sus capacidades y esfuerzos individuales, la “acción afirmativa” a través de cuotas parecería injusta porque “premia” a alguien que aparentemente no tiene los mismos “méritos” que otros. Sin embargo, en una situación totalmente sesgada de desigualdad estructural como la que nos define hoy en México, las cuotas constituyen una acción compensatoria imprescindible que asegura una mínima justicia histórica. 

Asimismo, todos sabemos que en la política los “méritos” cuentan menos que en otro ámbito, como es evidente por la calidad de nuestra clase política de hoy. En todo caso, lo más importante en este ámbito sería la representatividad y la pluralidad, y no hay mejor estrategia que las cuotas para garantizar estos fines...

TEXTO COMPLETO DE LA ENTREVISTA REALIZADA POR CLARA SCHERER DISPONIBLE EN  EXCELSIOR

lunes, 11 de julio de 2011

"IFE Elbista" (La Jornada, 11 de julio de 2011)

Elba Esther Gordillo y Miguel Angel Yunes
Foto: José Carlo González, jornada.com
Elba Esther Gordillo no solamente hizo presidente a Felipe Calderón, sino también consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE) a Luis Carlos Ugalde. En 2003, como coordinadora de los diputados del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Gordillo encabezó la fallida negociación de los nuevos consejeros electorales que rompió con el consenso democrático de 1996. Así, al colocar sus leales en el IFE y dejar a la izquierda totalmente fuera del acuerdo, Elba Esther se convirtió en una de las principales responsables de la crisis de 2006. También existen múltiples denuncias de que Gordillo y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) podrían haber participado directamente en el fraude electoral al alterar actas y resultados de manera ilegal durante la pasada elección presidencial.

Si el veneno de la maestra corrompió y desvió el Poder Ejecutivo federal, el efecto sobre el instituto electoral fue aún más nocivo. Así como logró el control sobre el Issste, la Lotería Nacional y la Subsecretaría de Educación Básica, en materia electoral también colocó figuras cercanas en posiciones estratégicas, como Miguel Ángel Solís en la dirección ejecutiva de organización. Gordillo siempre mantuvo comunicación fluida con Ugalde a lo largo de su mandato, hasta el punto de que el ex consejero presidente mismo ha confesado que Elba Esther lo llamó para presionarlo la noche del 2 de julio de 2006.

Si los nuevos consejeros del IFE realmente quieren conjurar el fantasma de 2006, no será suficiente con resolver el reto administrativo de instalar miles de centros de votación y entrenar funcionarios de casilla para las elecciones de 2012, sino que también tendrán que asumir el reto político de reabrir el expediente del Panal y su vinculación orgánica e irregular con el SNTE...

TEXTO COMPLETO DEL ARTÍCULO DISPONIBLE EN LA JORNADA

domingo, 3 de julio de 2011

"¿Sirve de algo votar?" (Revista Proceso, 3 de julio 2011)

Eruviel Ávila
Foto: Benjamín Flores/proceso.com
¿Son las elecciones mecanismos efectivos de rendición de cuentas? ¿Empoderan al ciudadano o son una mera simulación? Tales interrogantes se escuchan una y otra vez en medio de la generalizada decepción sobre los comicios que se vive hoy en México. Si bien parecería que la vía electoral es cada vez menos capaz de estimular el cambio político, algunas veces también nos da gratas sorpresas, como hace un año en Oaxaca, cuando los electores emitieron un claro “ya basta” a la impunidad y al autoritarismo del Estado. Este domingo 3 de julio la democracia mexicana se somete a otra dura prueba con la celebración de elecciones en el Estado de México, Nayarit, Coahuila e Hidalgo.

Más allá de los porcentajes de votación que reciba cada uno de los candidatos, habría que poner particular atención a la tasa de participación ciudadana. Esta será la verdadera medida de la salud de nuestra democracia. Los ciudadanos solamente se toman la molestia de acudir a las urnas si creen que su participación realmente vale la pena. Llegan a tener esta convicción cuando las campañas electorales son sustanciales y competitivas y las instituciones garantizan la autenticidad del sufragio. Las campañas superficiales, con un claro favorito y con instituciones electorales cooptadas constituyen la mezcla perfecta para un alto abstencionismo.

En el Estado de México, la campaña de Eruviel Ávila apuesta precisamente a la abstención. Por ejemplo, la reiterada divulgación de encuestas que supuestamente reflejan un margen de victoria de más de 30 puntos porcentuales de Ávila sobre Alejandro Encinas y Luis Felipe Bravo Mena tiene precisamente el fin de desalentar la participación al convencer al ciudadano de que el resultado ya estaría determinado y que no importa si vota o no. El candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) sabe muy bien que cuando se eleva la tasa de participación es mucho más difícil “dirigir” los resultados por medio del voto corporativo, el acarreo y la compra y coacción. Durante la elección de Enrique Peña Nieto hace seis años, por ejemplo, la tasa de participación llegó a uno de sus mínimos históricos, quedando únicamente en 43% del padrón electoral...

ARTÍCULO COMPLETO DISPONIBLE EN REVISTA PROCESO