ADQUIERE "EL MITO DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA"

lunes, 26 de mayo de 2014

"México sexy" (La Jornada, 26 de mayo, 2014)

Un abrazo con olor a petróleo (Meade y Kerry) Foto: La Jornada/AP
"México es uno de los países más sexys", exclamó sin pudor alguno Bill Richardson, ex secretario de Energía de Estados Unidos y antiguo gobernador del estado de Nuevo México, al participar la semana pasada en el foro Banorte Estrategia México. "Es tiempo de que seamos vistos como una nueva región que se llama América del Norte", continuó el ahora conferencista y consultor para poderosas empresas trasnacionales. Al mismo tiempo, pero en otro sitio del Distrito Federal, el canciller mexicano, José Antonio Meade, se deshacía en exagerados halagos y efusivos abrazos con olor a petróleo para su contraparte estadounidense, John Kerry, durante su visita oficial a la ciudad. Desde luego no hubo reclamo alguno de parte del gobierno mexicano sobre la agresiva política migratoria de Barack Obama ni con respecto al inaceptable espionaje del gobierno estadunidense en México.

Durante las negociaciones para el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, a principios de la década de los noventa, hubo un acuerdo tácito entre los gobiernos de México y Estados Unidos para dejar fuera de las discusiones dos temas particularmente complejos y delicados para sus respectivas sociedades: migración y petróleo. Tanto el rechazo de la población estadounidense a la apertura de su frontera con México como el repudio de la sociedad mexicana a la privatización del petróleo impusieron límites claros a la negociación.

Pero hoy, 20 años más tarde, el gobierno mexicano se viste sexy y con los ojos cerrados entrega sus riquezas a los saqueadores sin pedir absolutamente nada a cambio. Se consuma la violación a la soberanía nacional y la "integración" de México como un ente totalmente subordinado y explotado en la "nueva región que se llama América del Norte".

Lo "nuevo" que celebran Richardson, Kerry, Meade, Enrique Peña Nieto y Barack Obama no es, desde luego, la simple existencia de América del Norte, una región geográfica que ha permanecido desde hace miles de años. Lo que festejan estos representantes de sus oligarquías respectivas y del capital financiero internacional es la extracción política de México de la órbita política latinoamericana. Al parecer, México ya no fungirá como dique a la pretensión de control hegemónico de los Estados Unidos sobre el continente, como lo fue a lo largo del siglo XX, sino que ahora se convertirá en la punta de lanza para el imperialismo de Washington en la región...

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domingo, 25 de mayo de 2014

"How Mexico’s New President Is Turning His Country Into a Servile US Client" (The Nation, May 23, 2014)



Police run after protesters of Peña Nieto's energy and education policies, September 2013. (The Nation/AP Photo/Marco Ugarte)


President Barack Obama has not only failed to achieve comprehensive immigration reform, but he has also actively participated in the dismantling of development and democracy in Mexico, the homeland for two-thirds of US Latinos. Obama’s policy toward Mexico builds on the long tradition of US support for neoliberal authoritarian regimes in Latin America. Just as Washington actively encouraged military coups in South America during the 1970s and armed the dictators of Central America during the 1980s, today it props up Mexico’s corrupt political class as it slowly tears the country apart.
John Kerry’s trip to Mexico City this week was supposedly for the purpose of consolidating a “North American and global partnership.” But this new relationship will be doomed from the start if the Obama administration does not break with its ideological foreign policy approach, which privileges the demands of Wall Street and the Pentagon over the needs of common citizens on both sides of the Rio Grande.

Mexico’s new President Enrique Peña Nieto plays the same role in Latin America today that the Chilean dictator Augusto Pinochet did in the 1970s. The Financial Times has hailed Peña as the man who supposedly will be able to stop the advance of South American “populism,” on display in Venezuela, Ecuador, Argentina, Uruguay and Bolivia, and bring back the “Washington Consensus” as the dominant ideology in the region. Indeed, Peña’s central objective since taking power on December 1, 2012, has been to completely dismantle the progressive legacy of the Mexican Revolution of 1910. He has drastically rolled back protections for labor, imposed neoliberal education reforms and moved to hand over the enormous oil and gas industry to transnational petroleum companies. He has also turned Mexico into a servile client of US foreign policy and “national security” concerns.

Peña has relied on violence, repression and censorship in order to impose these policies on a recalcitrant public. Human rights violations and attacks on the press have skyrocketed under the new administration, according to recent reports by Article 19, Amnesty International and a leading network of local NGOs. Since Peña’s inaugural seventeen months ago, protests and marches have typically met with violent repression and arbitrary arrests...

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martes, 20 de mayo de 2014

"The U.S. is solidly behind Mexico's president, but his own people aren't What next?" (Los Angeles Times, May 21, 2014)

Mexican President Enrique Peña Nieto/ Source: LA Times/EPA
After 17 months in office, Mexican President Enrique Peña Nieto's bubble has burst, but no one seems to have noticed. U.S. Secretary of State John F. Kerry should use his visit to Mexico City this week to radically rethink policy toward this important southern neighbor.

President Obama has placed all his bets on Peña Nieto. In his recent visits to the country, the president has showered his Mexican counterpart with praise and extolled the virtues of his supposedly "modernizing" program. But today Peña Nieto has the lowest public approval rating of any president in recent Mexican history. Only 37% of the population approves of his performance, even according to pollsters close to the sitting government. In cosmopolitan Mexico City, his approval rating drops to 19%, according to independent surveys.

These numbers are particularly shocking because Mexican citizens are well known for their presidential reverence. One of the inheritances of almost a century of authoritarian one-party rule is that presidential approval ratings only rarely dip below 50%.

Mexican officials brush off Peña Nieto's numbers as a result of economic stagnation and drug war violence. Indeed, these have been two of his principal failures. The economy is stuck in the mud, with only 1.3% growth during 2013, the lowest minimum wage in Latin America and skyrocketing food prices. There were more than 18,000 violent killings and more than 2,500 kidnappings in 2013.

But the difficult economic and public security situations are not enough to explain the unprecedented drop in approval. Former President Felipe Calderon, who served from 2006 to 2012, for instance, never had numbers as low as Peña Nieto's. And Calderon presided over even more drug war carnage, as well as an economy in which Mexico lost 9.4% of its GDP over four quarters during the global financial crisis of 2008-09...

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lunes, 19 de mayo de 2014

"El mito de la transición democrática" (Revista Proceso, 18 de mayo, 2014)

Ceremonia luctuosa de Calderón para Miguel de la Madrid//Foto: Benjamín Flores, Proceso
Uno de los mitos más nocivos, que debilita la movilización social y el desarrollo de una conciencia crítica entre los mexicanos, es la idea de que en la última década y media "transitamos” hacia un régimen político más democrático. Antes de las elecciones presidenciales de 2000, teníamos perfectamente claro que vivíamos en un sistema autoritario y que hacía falta empujar hacia un cambio estructural del régimen. Hoy se supone que solamente se trataría de mejorar el funcionamiento de lo que ya tenemos. 

La función principal de este mito es cancelar la posibilidad de imaginar una transformación integral de la estructura de poder social. Se busca fomentar el conservadurismo y marginar a quienes apuestan a la construcción de nuevas utopías transformadoras. 

El debate sobre la democracia en México constituye entonces un estratégico campo de batalla intelectual. No es suficiente simplemente agregar adjetivos como “estancada”, “imperfecta”, “parcial” o “mediocre” a nuestras caracterizaciones del régimen político. Una “democracia imperfecta” es todavía, en esencia, un sistema “democrático” en que la sociedad ejerce su soberanía y constituye la fuente originaria del poder público. Estas perspectivas adjetivadas son importantes en cuanto ponen en cuestión la excesiva complacencia de los analistas orgánicos del régimen. Sin embargo, su aceptación de los términos generales del debate impuesto por el contexto de dominación estructural debilita enormemente su fuerza teórica. 

Los defensores de la tesis de que México efectivamente haya transitado de un régimen a otro tienen la obligación de demostrar que hoy los ciudadanos cuentan con más poder sobre la selección de sus gobernantes así como más control sobre los asuntos públicos del país que antes. Es una hipótesis muy difícil, sino imposible, de comprobar.

El indicador más común de la existencia de una transición democrática es la celebración de elecciones libres, limpias y auténticas en que las condiciones de competencia son equitativas y la “oposición” tiene posibilidades reales de ganar las elecciones. Es evidente que México no cumple con este requisito. Todas las elecciones presidenciales celebradas desde 1988 hasta la fecha han demostrado más allá de cualquier duda que los poderes fácticos y las instituciones electorales de ninguna manera permitirán la llegada de un verdadero candidato de “oposición” al poder...

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lunes, 12 de mayo de 2014

"Gobierno sordo, sociedad indignada" (La Jornada, 12 de mayo, 2014)

Estánislao Beltrán (Papá Pitufo) e Hipólito Mora//Foto: Víctor Camacho, La Jornada
La terca insistencia de Enrique Peña Nieto y sus co­rifeos en ignorar a la so­ciedad, amenazar a sus adversarios y pactar con personalidades oscuras se encuentra hoy en un punto de quiebre. Los acontecimientos recientes en Michoacán, en Tamaulipas y en las redes sociales revelan el agotamiento de las anticuadas estrategias autoritarias de "plata o plomo" y "ni los veo ni los oigo". Si no hay pronto un cambio de rumbo en la conducción de la política nacional, es probable que México se polarice hasta un punto sin retorno.

El comisionado federal para Mi­choacán, Alfredo Castillo, ha fracasado olímpicamente en llevar la paz y el estado de derecho a esta entidad convulsionada. En lugar del "desarme" tan anunciado para el pasado 10 de mayo, solamente se llevó a cabo una desairada ceremonia de entrega de armas a un puñado de nuevos integrantes de la nueva Fuerza Rural Estatal. Esta nueva corporación policial carece de la capacitación y el equipamiento necesarios para resolver los graves problemas de seguridad en el estado. Asimismo, han surgido fuertes cuestionamientos sobre relaciones de los nuevos integrantes con oscuros personajes, como Juan José Farías Álvarez, El Abuelo, y otros supuestamente relacionados con el narcotráfico.

Sin embargo, en una muestra del cinismo más absoluto, Castillo deslindó a las autoridades estatales y federales de cualquier responsabilidad con respecto a la seguridad de Michoacán hacia el futuro. "Son ustedes hoy los que tienen la responsabilidad de aquí en delante de defender a sus hermanos, a sus familias, a sus vecinos". Y cuando los reporteros preguntaron a Estanislao Beltrán, Papá Pitufo, quién sería el mando de las fuerzas rurales y cuáles serían los mecanismos de cooperación con el gobierno, el líder se negó a responder, señalando "ahorita eso es lo que vamos a ver. Nosotros hemos estado trabajando duro".

En otras palabras, las autoridades públicas abdican de su responsabilidad de garantizar la seguridad de los michoacanos y en su lugar entregan las armas a un grupo de personas de dudosa procedencia con preparación y recursos deficientes. Con razón, el doctor José Manuel Mireles ha rechazado contundentemente formar parte de esta pantomima. Pero en lugar de escuchar y tomar en cuenta a su antiguo aliado Mireles, el régimen ha respondido a su interpelación con amenazas y ataques. La traición del gobierno a Mireles, así como a Hipólito Mora, quien permanece en la cárcel, envía una clara señal a la sociedad de que quien pacta con este régimen será desechado a la primera oportunidad. Papá Pitufo puede desde ahora poner a remojar su abundante barba.

La total sordera del gobierno ante los reclamos de la sociedad para un debate directamente con Peña Nieto y su gabinete sobre las "reformas estructurales", y en particular las reformas energética, de telecomunicaciones y electoral, también revela el estado de descomposición de la legitimidad del régimen. La ira aumenta cada día en las redes sociales...

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lunes, 5 de mayo de 2014

"Seis semanas de gracia" (Revista Proceso, 4 de mayo, 2014)

Enrique Peña Nieto/Foto: Germán Canseco, Proceso
La actual tasa de aprobación ciudadana para el presidente de la República se encuentra en el punto más bajo en la historia reciente del país, y quizás incluso del último siglo. Ningún presidente de los últimos tiempos ha llegado a ser tan rechazado por la población mexicana como Enrique Peña Nieto. Ni siquiera Ernesto Zedillo después de la tragedia económica de 1995, Vicente Fox en un sexenio repleto de fracasos y traiciones, ni Felipe Calderón luego de hundir al país en un baño de sangre, lograron generar tanta ira entre los mexicanos. 

Hasta la casa encuestadora que infló de manera consistente las intenciones de voto para Peña Nieto durante la campaña presidencial de 2012, GEA-ISA, ha tenido que aceptar que un tope máximo de 37% de la población hoy aprueba la gestión del actual presidente. Esta misma encuesta (“México: política, sociedad y cambio” divulgada el 9 de abril) revela que únicamente 11% de la población considera que la situación política del país es “muy buena” y el mismo reducido porcentaje considera que la situación económica es favorable. Otra encuesta reciente, realizada por “Grupo Impacto Inteligente”, demuestra que solamente 19% de los habitantes de la Ciudad de México tienen una opinión positiva de Peña Nieto y que 70% reprueban su gestión (otorgándole una calificación de 7 o menor). 

Un estudio de opinión pública divulgado recientemente por el Instituto Nacional Electoral (INE) confirma la tendencia generalizada de la población mexicana de guardar una sana distancia crítica de los políticos, los medios de comunicación y las instituciones públicas. El documento “Informe país sobre la calidad de la ciudadanía en México” revela que solamente 36% de la población confía en el gobierno federal y 33% en el Instituto Federal Electoral (ahora INE). Los medios reciben el voto de confianza de únicamente 31% de la población y los partidos políticos de un escaso 20%. Cada día es más difícil engañar a una población mexicana cada vez más consciente e informada. 

Nos encontramos entonces en una coyuntura favorable para la construcción de esfuerzos coordinados desde la sociedad para convertir este descontento en acción. El viejo régimen del partido de Estado mantenía su control autoritario sobre el país en base al fomento de una confianza ciega de la población en las instituciones supuestamente “revolucionarias” y sobre todo en la supuesta bondad y la autoridad del Presidente de la República. El actual rompimiento histórico de estos mitos generados por el Estado despótico, deja la mesa puesta para el surgimiento de nuevos actores sociales que puedan ganar la confianza de los ciudadanos y ejercer un nuevo liderazgo social...

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