ADQUIERE "EL MITO DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA"

lunes, 29 de septiembre de 2014

"La dictadura imperfecta" (La Jornada, 29 de septiembre, 2014)

Protesta de estudiantes del IPN/Foto:La Jornada
Ejecuciones extrajudiciales masivas, como las de Tlatlaya e Iguala, son típicas de regímenes despóticos, como el mexicano, en que una pequeña élite busca mantener el control a toda costa sobre una población cada vez más desesperada, olvidada y empobrecida. La exclusión de la sociedad de la toma de decisiones característica de estos sistemas políticos es también caldo de cultivo para todo tipo de manifestaciones espontáneas de repudio a la autoridad, desde saqueos a supermercados hasta movilizaciones estudiantiles.Asimismo, los gobiernos autoritarios suelen inocular a los organismos encargados de la defensa de los derechos humanos y la organización de las elecciones populares en contra de cualquiercontaminación por intereses populares.

Tiene razón Yoloxóchitl Bustamante, directora general del Instituto Politécnico Nacional (IPN), cuando afirma que algo más que lo académico está metido en el nuevo movimiento estudiantil. Los valientes alumnos no solamente protegen a su casa de estudios de quienes quisieran convertirla en una gran fábrica de mano de obra barata, sino también defienden a la patria misma del saqueo por la clase política corrupta y el gran capital internacional. La lucha por un IPN independiente y democrático es simultáneamente la lucha de todos por una mejor sociedad.

Ha llegado la hora de que el IPN se separe de la Secretaría de Educación Pública y se convierta en una universidad plenamente autónoma al servicio de la sociedad, tal como fue concebida originalmente por el presidente Lázaro Cárdenas del Río en 1936. Esta maduración también sería una gran oportunidad para aumentar el poder tanto de los profesores como de los alumnos en la gestión interna, así como para someter los más altos cargos universitarios a elección universal y directa por la comunidad. Sería recomendable que la Universidad Nacional Autónoma de México también acompañara al IPN en esta urgente tarea de actualización institucional.

El burdo encubrimiento del asesinato de 21 jóvenes aparentemente cometido por el Ejército Mexicano el pasado 30 de junio en Tlatlaya, estado de México, pinta de cuerpo entero al régimen que nos malgobierna. No podemos creer absolutamente nada de lo que nos digan las autoridades. Han demostrado que su cinismo no tiene límite y que solamente actúan cuando sus jefes de Washington les llaman la atención...

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lunes, 22 de septiembre de 2014

"Barack Peña" (Revista Proceso, 21 de septiembre, 2014)

Peña Nieto y Obama/ Foto: Proceso
La clase política de Estados Unidos se niega a aceptar la realidad de la estrepi­tosa caída de su predominio económico, poder político e influencia ideológica en el mundo. Recurre una vez más a la fuerza de las armas como un acto desesperado por afianzar su control sobre los recursos y los pueblos del planeta. Las nuevas agresiones en Irak, Siria, Palestina y Ucrania fomen­tadas o dirigidas por Barack Obama, otro­ra Premio Nobel de la Paz, también le han permitido construir su propio pacto con la oposición, al estilo del “Pacto por México” de Enrique Peña Nieto, para unir a la clase política frente a las cada vez más contun­dentes críticas a su gestión, tanto desde la izquierda como de la derecha.

La tasa de aprobación ciudadana para Obama se encuentra en el nivel más bajo que ha tenido durante los casi seis años que ha ocupado la Casa Blanca. Hoy todas las encuestas coinciden en que más de 50% de la población desaprueba su labor, mientras solamente 40% lo apoya (véase:http://ow.ly/BDg2V). Asimismo, la gran ma­yoría de quienes desaprueban expresan un sentimiento fuerte al respecto (strongly disapprove), mientras solamente la mitad de quienes aprueban están tan convenci­dos (véase: http://ow.ly/BDgjJ).

La movilización social del pueblo afroamericano en Ferguson, la traición a los latinoamericanos en materia migrato­ria y la consolidación del poder militar del Estado Islámico (El) en el Medio Oriente desnudan el fracaso del gobierno de Oba­ma tanto en materia de política interior como en el exterior. Obama es entonces el perfecto “amigo” y símil de Peña Nieto. Ambos presidentes trabajan para intere­ses ajenos y, por lo tanto, son repudiados por sus pueblos.

La revuelta de Ferguson, Missouri, responde al hecho de que los afroameri­canos se encuentran en una situación aún más precaria que cuando Obama ganó su primera elección presidencial en 2008. La brecha entre los “blancos” y los “negros” en términos de ingresos, patrimonio, rendimiento educativo y desempleo se ha ensanchado de manera pronunciada. Igualmente, el racismo estructural del sistema de “justicia” estadunidense lle­na las cárceles del país con cada vez más afroamericanos. Este es el contexto para la brutalidad policiaca que ha abierto las heridas y despertado la conciencia de la comunidad afroamericana. Obama no so­lamente ha dado la espalda a los latinos que lo apoyaron con tanta convicción, sino también a su propia comunidad...

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lunes, 15 de septiembre de 2014

"Nuestro México" (La Jornada, 15 de septiembre, 2014)

Protesta en contra de la violencia y el saqueo (MPJD)/Foto: A. Domínguez, La Jornada 
México y los mexicanos no pertenecemos a los políticos corruptos que esta noche ondearán la bandera y pronunciarán el Grito de Dolores en las plazas públicas del país. No son ellos quienes nos han dado patria, sino los millones de ciudadanos que desde hace más de 200 años han luchado todos los días en contra del saqueo y el abuso del poder.

La Independencia, la Reforma, la Revolución y la expropiación petrolera constituyen cuatro grandes momentos históricos en que se forjó la patria de la cual todos estamos profundamente orgullosos y agradecidos. Hoy podemos celebrar a México gracias a las luchas populares que lograron derrotar al colonialismo español, expulsar a los invasores franceses, vencer a la oligarquía porfirista y correr a las empresas petroleras internacionales. Si no fuera por la enorme entereza y dignidad del pueblo mexicano, simplemente no habría hoy patria para defender.

Es importante distinguir entre el patrioterismo y el nacionalismo. Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Miguel Ángel Mancera y los tres partidos del Pacto por México no son más que "patrioteros". Es decir, se dedican a "alardear excesiva e inoportunamente de patriotismo", de acuerdo con la definición del diccionario de la Real Academia Española (RAE). En otras palabras, son hipócritas quienes fingen amar y defender a su país, cuando en realidad trabajan para que todo lo propio y especial de la patria simplemente deje de existir.

La entrega del petróleo a las empresas transnacionales es apenas el inicio. El objetivo compartido entre los integrantes de la clase política es convertir a México en un protectorado de las potencias internacionales y del gran capital internacional. Si permitimos que el Pacto por México nos siga gobernando, pronto el águila y la serpiente serán remplazados por las barras y las estrellas de Washington o la insignia de ExxonMobil.

En contraste con el patrioterismo, el nacionalismo atribuye "entidad propia y diferenciada a un territorio y a sus ciudadanos" e implica la "aspiración de un pueblo a tener una cierta independencia en sus órganos rectores", también de acuerdo con el diccionario de la RAE. Existen, desde luego, nacionalismos excluyentes, elitistas, racistas y hasta fascistas. Por ejemplo, los casos de Estados Unidos e Israel revelan los graves peligros que existen con las ideologías nacionalistas, sobre todo cuando se vinculan con el neoliberalismo económico o el belicismo imperial...

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domingo, 7 de septiembre de 2014

"Telenovela estacionada" (Revista Proceso, 7 de septiembre, 2014)

El Zócalo capitalino durante 2do Infome/ Foto: Octavio Gómez, Proceso
La entusiasta participación de los principales líderes y gobernantes del PRD en la clausura de la primera parte de la telenovela de Enrique Peña Nieto demuestra una vez más que este partido ha renunciado a cualquier intención de fungir como contrapeso ante la consolidación autoritaria. Flanqueado por Silvano Aureoles y Miguel Barbosa como sus guardaespaldas, y con los automóviles de lujo de la oligarquía nacional acomodados por Miguel Ángel Mancera en la plancha del Zócalo capitalino, el nuevo emperador pudo pronunciar su vacuo discurso sin interrupción o protesta alguna.

Los poderosos están de plácemes con la aparente victoria de su “revolución cultural”, al estilo de Mao Zedong, que prohíbe, margina y reprime cualquier expresión de descontento social o cuestionamiento al poder. En su discurso con motivo de la presentación de su Segundo Informe de Gobierno, el personaje que se ostenta como el presidente de la República en nuestra propia versión torcida de House of Cards indicó que precisamente el eje vertebral de la segunda parte de su programa estelar será lograr “un cambio de actitud, de mentalidad, un cambio cultural”.

El consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, ya había adelantado hace semanas uno de los ejes centrales del proyecto ideológico de Los Pinos. El vocero del régimen en materia electoral aclaró que el principal problema con la democracia mexicana no sería el deficiente funcionamiento de las autoridades electorales, sino la falta de “confianza” de la población en estas instituciones disfuncionales, así como la resistencia de los actores políticos a asumir y “aceptar su derrota”.

El mensaje es meridianamente claro. Al régimen no le bastan las “victorias” legislativas del primer tercio del sexenio actual. Para ellos no es suficiente tapar los ojos, encintar la boca y amarrar las manos de sus adversarios. También habría que arrodillar y humillar a los críticos obligándolos a asumir su “derrota” jurando lealtad eterna al nuevo rey. Se busca pasar de la “vieja” cultura de la crítica ciudadana y el cuestionamiento al poder a una “nueva” cultura de obediencia civil y de abyección frente a los poderosos...

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lunes, 1 de septiembre de 2014

"Dos años de ignominia" (La Jornada, 1 de septiembre, 2014)

"Veinte años después"/Helguera, La Jornada
El segundo año del sexenio de Enrique Peña Nieto será recordado como un periodo de colapso político histórico equivalente en profundidad al derrumbe económico que tuvo lugar durante el primer año del sexenio de Ernesto Zedillo. Así como los acontecimientos de 1994 develaron la gran mentira de la supuesta llegada de la "modernidad" económica propagada por Carlos Salinas de Gortari, las contrarreformas y la represión de 2014 hoy ratifican el carácter fantasioso de la supuesta "transición democrática" proclamada por Vicente Fox Quesada.

México se encuentra frente a un doble fracaso histórico. La "liberalización" económica ha fortalecido las cadenas de la desigualidad, la impunidad y la pérdida de soberanía. Y la "democratización" ha centralizado el poder en las manos de un círculo cada vez más reducido de los políticos corruptos de siempre. Estas dos fallidas transiciones mexicanas evidencian frente al mundo entero la hipocresía tanto del liberalismo político como del (neo)liberalismo económico como recetas ideológicas para lograr el desarrollo nacional.

Los priístas hoy celebran la superación de 20 años de supuesto "estancamiento" político. Miguel Ángel Osorio Chong ha señalado que "se quedaron atrás dos décadas en que no pudieron salir estas reformas, y quedarán ahí, en la historia". Y de acuerdo con el secretario de Gobernación, la indicación más clara de que el país ahora sí avanza es que la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, hoy aplaude las contrarreformas de Peña Nieto como "una inspiración" para el mundo entero.

Sin embargo, lo más probable es que la respuesta económica a la crisis política de 2014 sea igual de infructuosa que la respuesta política a la crisis económica de 1994. Así como el Instituto Federal Electoral y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) hoy son apenas sombras de lo que eran hace 20 años, en dos décadas más el PRI, Pemex y la CFE igualmente serán devorados por los enormes intereses activados para sacar ganancias de las "reformas estructurales" correspondientes. Los traidores no podrán controlar al Frankenstein que acaban de fabricar y, tarde o temprano, serán destruidos por su propia creación...

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