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Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard
(Foto: Octavio Gómez/proceso.com)
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La estrategia política de Marcelo Ebrard rumbo a las elecciones de 2012 es transparente. El jefe de Gobierno aspira a mantener la “unidad” de la izquierda política y atraer votantes de la “clase media” con el fin de ganar, primero, la candidatura del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y, posteriormente, la Presidencia de la República. Asimismo, el apoyo del Partido Acción Nacional (PAN) a su eventual campaña presidencial sería más que bienvenido. En este recorrido espera contar con el respaldo de la mayor parte de los medios de comunicación, así como del gran caudal de periodistas, comentaristas y encuestadores para quienes Andrés Manuel López Obrador es el mismo anticristo.
La “cargada” a favor de Ebrard ya inició. Una serie de encuestas recientes anuncian con bombo y platillo que el jefe de Gobierno es el perredista “más popular” y que el alto porcentaje de opiniones negativas hacia López Obrador prácticamente descalifican su eventual candidatura. (Véase, por ejemplo, El Universal del 14 febrero, y Excélsior del día 28 del mismo mes.) El mismo Ebrard ha sostenido públicamente que le va “bien, bastante bien” en las encuestas y que lo colocan por encima de López Obrador.
Sin embargo, cuando analizamos los mismos sondeos a profundidad, esta supuesta burbuja de “popularidad” se esfuma por completo. Primero, en absolutamente todas las encuestas, López Obrador rebasa a Ebrard en una proporción de 2 y hasta de 3 a 1 como el candidato presidencial preferido entre los militantes del PRD. Mitofsky reporta que 67% de los encuestados prefiere a López Obrador y únicamente 26% a Ebrard. Para El Universal las cifras son de 56% y 29%, respectivamente. Si el universo de encuestados incluyera a los militantes del Partido del Trabajo y Convergencia, esta tendencia seguramente se ampliaría.
Pero lo que realmente debe tener preocupado a Ebrard no es su desventaja política entre los perredistas, sino su baja popularidad entre la población en general. Todas las encuestas, e independientemente de quiénes sean los candidatos del PAN y del PRI, reportan que la izquierda recibiría un mayor porcentaje de la votación si su candidato fuera López Obrador en comparación con la candidatura de Ebrard. Asimismo, los sondeos revelan que si ambos son candidatos por partidos distintos, López Obrador solamente perdería una pequeña fracción de su apoyo mientras que la votación para Ebrard se desplomaría. (Véase, por ejemplo, Enfoque / Reforma del 5 de diciembre de 2010.)...