ADQUIERE "EL MITO DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA"

lunes, 31 de julio de 2017

"Contra la mexicanización de Venezuela" (La Jornada, 31 de julio, 2017)


John M. Ackerman

Quien busca homologar a Venezuela y México no es la izquierda, una corriente política siempre respetuosa de las particularidades históricas y las especificidades nacionales, sino la nueva derecha continental, neofascista y neoliberal, que no acepta resistencia alguna en el continente latinoamericano. Donald Trump ha decidido hacer todo lo que esté a su alcance para imponer en Caracas un nuevo gobierno tan servil y entreguista a Washington como el que hoy tenemos en la Ciudad de México.

Más allá de ideologías políticas o preferencias electorales hacia 2018, todos los mexicanos tenemos el deber de advertir al pueblo venezolano sobre los grandes peligros que implicaría la instalación de un títere de Washington, al estilo de Enrique Peña Nieto, en Miraflores. "Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz", pronunció el Benemérito de las Américas, Benito Juárez, el 15 de julio de 1857, a unos días de su entrada triunfal a la Ciudad de México después de haber derrotado a Maximiliano de Habsburgo y la ocupación francesa.

La autonomía y la independencia de cada uno de los países de América Latina es absolutamente esencial para poder avanzar como región. Si Venezuela se convierte en otro Estado sirviente al imperio los costos serán altos para todos que vivimos al sur del Río Bravo.

Solamente alguien totalmente desubicado, o vendido al poder, podría imaginar que el escalamiento de las sanciones y las amenazas del gobierno estadunidense contra Venezuela respondería a un auténtico interés en promover la democracia en América Latina. Si fuera el caso, Washington empezaría con presiones sobre México, un país que cuenta con un gobierno que reprime, censura, asesina y comete fraudes de manera sistemática y sin parangón en la región.

Un verdadero demócrata también tendría que celebrar en lugar de descalificar los comicios celebrados ayer en Venezuela. Después de meses de violentas protestas exigiendo la celebración de elecciones anticipadas, este domingo, 30 de julio, se llevaron a cabo precisamente comicios extraordinarios, no solamente para la renovación del Poder Ejecutivo, sino también para la reinvención de todo el Estado venezolano...

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miércoles, 19 de julio de 2017

"La basura a su lugar" (La Jornada, 17 de julio, 2017)

John M. Ackerman

Las empresas Epccor y Aldesa, constructores del Paso Exprés en Cuernavaca, Morelos, han declarado que el socavón que llevó a los señores Juan Mena López y Juan Mena Romero a su muerte la semana pasada "fue ocasionado por la erosión de una alcantarilla afectada por el exceso de basura y una acumulación extraordinaria de agua provocada por las intensas lluvias". De la misma manera, Miguel Ángel Mancera ha querido recubrir su ineptitud echando la culpa por las históricas inundaciones en la Ciudad de México a la "acumulación de basura" en el sistema de drenaje de la capital.

La salida más fácil para las autoridades siempre será echar la culpa a las víctimas de cualquier desastre. Hace unos días, el gobernador Héctor Astudillo culpó a los mismos presos por la violenta muerte de 28 internos en la cárcel de Acapulco, en lugar de asumir su responsabilidad legal como mando superior sobre el sistema de readaptación social del estado de Guerrero. A Felipe Calderón le gustaba afirmar, sin dato empírico alguno que lo respaldara, que 90 por ciento de los ejecutados durante su irresponsable, asesino y criminal "guerra contra las drogas", serían narcotraficantes y, por ello, supuestamente merecerían su mortal castigo. Y Lorenzo Córdova aprovecha cualquier oportunidad para echar la culpa a la "desconfianza" ciudadana por la enorme crisis democrática que hoy vivimos.

Las autoridades públicas existen precisamente para anticipar, planear y prevenir las consecuencias trágicas de las elecciones individuales de los ciudadanos y de los fenómenos naturales. Si no son capaces de cumplir con su trabajo la única salida es su renuncia inmediata...

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viernes, 14 de julio de 2017

"Peña Nieto, Trump y el riesgo de perder a México" (Entrevista in extenso, Keiser Report in Mexico, 15 julio, 2017)

"Lo que hace Trump con los mexicanos es equivalente a lo que les hizo Hitler a los judíos"

ENTREVISTA IN EXTENSO (ESPAÑOL/INGLÉS) CON MAX KEISER SOBRE 
EL PASADO, EL PRESENTE Y EL FUTURO DE MÉXICO

lunes, 10 de julio de 2017

"Hacia la ciudadanización del derecho electoral" (Revista Proceso, 9 de julio, 2017)

John M. Ackerman

Una de las razones por las cuales predomina la impunidad más absoluta en materia electoral es por la burocratización y la partidización de la justicia electoral. Si realmente queremos romper el nefasto ciclo de simulación y de fraudes constantes en México, habría que habilitar a los ciudadanos para que puedan participar directamente en los procesos de vigilancia y evaluación de los comicios.

Actualmente, el derecho electoral mexicano acota de manera estricta e inaceptable el papel de la ciudadanía. Somos convocados a las urnas para votar, prestamos mano de obra gratuita al INE sirviendo como funcionarios de casilla, y podemos fungir como silenciosos “observadores ciudadanos” de los procesos de conteo, pero formalmente no contamos con la “personalidad jurídica” necesaria para exigir un recuento de la votación o impugnar directamente los resultados fraudulentos. 

Ello no implicaría problema alguno si las instituciones electorales cumplieran con su espíritu original de ser organismos ciudadanos, independientes y autónomos. La histórica reforma electoral de 1996, que sentó las bases para la supuesta “transición democrática” en México, le apostó a la ciudadanización de los órganos electorales con el fin de acabar con los fraudes constantes. 

Desde la casilla electoral hasta la máxima instancia de dirección, el Consejo General del IFE, la autoridad sería dirigida y vigilada por ciudadanos independientes. El IFE también contaría con autonomía plena tanto de los partidos políticos como de las instituciones gubernamentales para poder cuidar las elecciones con total independencia y objetividad.

Pero aquel sueño de ciudadanización hoy se ha convertido en una oscura pesadilla de burocracia, simulación y corrupción. Los consejos generales, tanto del INE como de los institutos locales, ya no cuentan con autonomía ni espíritu ciudadano alguno. Hoy casi todos los consejeros rinden homenaje al poder y se hacen de la visita gorda frente a las violaciones legales...

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lunes, 3 de julio de 2017

"Zapata vive" (La Jornada, 3 de julio, 2017)

John M. Ackerman

"Yo estoy resuelto a luchar contra todo y contra todos sin más baluarte que la confianza y el apoyo de mi pueblo”, respondió Emiliano Zapata a quienes cuestionaban su terca insistencia en seguir en la brega por la justicia aún en el contexto de las constantes traiciones de sus otrora aliados de la Revolución Mexicana, como Francisco I Madero y Venustiano Carranza. Para Zapata, el arte de las alianzas y los pactos cupulares, aspecto esencial de cualquier acción política y que el líder morelense ejercía con gran maestría, siempre debe subordinarse a los principios y la cercanía más íntima con las bases.

Tanto Madero como Carranza finalmente dieron la espalda a Zapata y a todo el pueblo mexicano. Ambos prefirieron quedar bien con sus amigos, socios y familiares porfirianas que apostarle a una ruptura desde abajo que hubiera permitido el cumplimiento pleno de las promesas revolucionarias.

Pero el espíritu de lucha enarbolado por Zapata sigue profundamente enraizado en la cultura política mexicana. Ni la creación, en 1946, del partido oficial anti-revolucionario, llamado "Revolucionario Institucional" por sus fundadores, ni la abierta traición, desde 1988, a la soberanía popular y nacional por el régimen Prianista, inaugurado por Carlos Salinas, han logrado borrar la profunda huella de dignidad rebelde que define la práctica cotidiana de los mexicanos.

El periódico Reforma recientemente divulgó una encuesta que evidencia la gran conciencia crítica de la población. 69 por ciento de los encuestados tiene claro que hubo un fraude electoral en el estado de México y sólo 14 por ciento, menos de la mitad de quienes supuestamente "votaron" por Alfredo del Mazo, afirma que fueron limpias. Asimismo, 60 por ciento de los mexicanos sabe que el Instituto Nacional Electoral (INE) "no está preparado" para organizar correctamente las elecciones de 2018...

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