John M. Ackerman
Los asesinatos del periodista Rubén Espinosa, en el Distrito Federal, y del niño Hidilberto Reyes en Ostula, Michoacán, confirman la extrema desprotección en que nos encontramos todos los mexicanos. Los ciudadanos hemos sido totalmente abandonados por las instituciones públicas. Nadie nos protege de la infinita voracidad de los gobiernos mafiosos coludidos con los más oscuros intereses nacionales e internacionales.
Es un verdadero milagro que México se mantenga hoy de pie como nación soberana y con esperanza hacia el futuro. Ello se debe al enorme compromiso, conciencia, capacidad organizativa y espíritu de lucha que la sociedad mexicana demuestra todos los días. Si los mexicanos en realidad fueran tan "apáticos", "dejados", "egoístas" o "ignorantes" como muchos insisten, nuestro país hubiera dejado de existir ya hace mucho tiempo. Los mexicanos salen adelante todos los días gracias a su esfuerzo individual, así como a un arraigado sentido de responsabilidad colectiva producto de siglos de combativas luchas sociales.
Una de las únicas instituciones públicas que hoy todavía defienden y acompañan a los mexicanos en su permanente lucha por un mejor futuro es la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Frente a la incultura y el cinismo de los gobernantes asesinos, la máxima casa de estudios mantiene iluminada la antorcha de la esperanza de una transformación social al servicio del intelecto y los valores humanos.
Es precisamente por ello que el gobierno de Enrique Peña Nieto quiere acabar de una vez por todas con la autonomía y la independencia de la UNAM. Si la comunidad universitaria permite que el candidato enviado por la Presidencia de la República, Sergio Alcocer, llegue a ser el próximo rector, ello marcará el principio del fin de la integridad de una de las únicas instituciones públicas hoy todavía al servicio de la patria....
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