ADQUIERE "EL MITO DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA"

miércoles, 23 de noviembre de 2011

"Alto a la destrucción democrática" (Revista Proceso, 20 de noviembre de 2011)

Las boletas de la elección presidencial de 2006 son la prueba material del probable fraude cometido en contra de Andrés Manuel López Obrador. Si el Instituto Federal Electoral (IFE) procede a la destrucción anticipada de estos documentos, sin primero abrirlos al escrutinio público, nos estará dando una señal inequívoca de que en 2012 estará dispuesto de nueva cuenta a imponer un ganador de manera opaca.
 
Los argumentos ofrecidos hasta la fecha por el IFE, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el gobierno federal y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para negar el acceso a las boletas carecen de sustento jurídico y están envueltos en francas contradicciones. Se trata de argumentos ad hoc elaborados al margen de la ley con el fin de justificar una decisión estrictamente política tomada desde las más altas esferas del Estado mexicano.
 
La primera respuesta ofrecida por el IFE a la revista Proceso en agosto de 2006 fue absurda. La autoridad señaló que las boletas no estaban sujetas a la Ley Federal de Transparencia porque “no eran documentos” sino sólo “la expresión material de la preferencia electoral de la ciudadanía votante”. Tal y como lo argumentó Irma Sandoval en estas mismas páginas (Proceso 1558), esta interpretación “metafísica” no tenía sustento legal alguno ya que estas “expresiones materiales” estaban a todas luces sujetas a la Ley de Transparencia, al igual que cualquier otro documento en posesión del gobierno.
 
El segundo argumento ofrecido por el IFE resultó igual de inverosímil. Los consejeros argumentaron que la solicitud ponía en riesgo la seguridad nacional y constituía un “ataque contra valores públicos fundamentales”. Los consejeros incluso citaron en su resolución artículos de la Ley Fundamental de Bonn, Alemania, diseñados explícitamente para evitar el resurgimiento del nazismo en ese país. La insinuación era directa: los periodistas que indagaban sobre la verdad de lo ocurrido en 2006 no eran más que provocadores que buscaban subvertir el sistema democrático...
 
ARTÍCULO COMPLETO DISPONIBLE EN REVISTA PROCESO