JOHN M. ACKERMAN
Uno de los grandes aciertos de los padres y los estudiantes de la Escuela Normal Rural "Raúl Isidro Burgos" de Ayotzinapa ha sido la articulación de su valiente búsqueda de los 43 desaparecidos dentro de un proyecto político más amplio hacia la transformación de raíz del sistema político conjunto. "Esto que vivimos, con lo doloroso que es, es una oportunidad única para escalar la presión, para lograr una movilización generalizada que trascienda Ayotzinapa, que trascienda Guerrero, que pueda poner fin de una vez por todas a la situación intolerable de violencia e impunidad que está viviendo México desde hace años. Ojalá no la dejemos escapar", señaló en su momento Omar García.
Esta visión permitió sumar en muy poco tiempo a una multitud de diferentes causas y actores a lo largo y ancho de la nación y en el mundo entero. En el momento cumbre del movimiento, el 20 de noviembre de 2014, se unió en un solo coro la voz de todas y todos los mexicanos indignados desde Cochoapa el Grande hasta Tokio y desde Iguala hasta París para juntos exigir simultáneamente: "¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos!" y "¡Fuera Peña!"
Sin embargo, la reciente sustitución de la exigencia de la destitución de Enrique Peña Nieto y el repudio al Partido Revolucionario Institucional por la demanda de la cancelación de las elecciones del próximo 7 de junio ha dividido y debilitado al movimiento. Específicamente, genera una incómoda cuña entre amigos y colegas que confían en algunos de los candidatos de Morena y los que piensan que este nuevo partido está igual de podrido que los demás. En aras de mantener unidas las diversas corrientes que apoyan la histórica lucha de Ayotzinapa, sería recomendable que los admirables líderes guerrerenses reconsideraran su posición...
ARTÍCULO COMPLETO DISPONIBLE EN LA JORNADA