Oleo de Cath Everett en conmemoración de los Luditas ingleses |
Hay que canalizar de la manera más efectiva la justa rabia y repudio al sistema corrupto y asesino que hoy se presenta como “gobierno” en México. En los albores de la Revolución Industrial, los artesanos ingleses desataron su furia en contra de las nuevas máquinas fabricantes de telas que estaban eliminando sus fuentes de trabajo. En su desesperación, los dignos “luditas” confundían las herramientas de la explotación con los autores de la dominación. No eran las máquinas sino sus dueños los verdaderos adversarios. Esta confusión fue uno de los motivos por los cuales se quedó corto el desarrollo político de Inglaterra en comparación con los vecinos revolucionarios de Francia.
Hoy ocurre algo similar con respecto a las elecciones y los partidos políticos en México. El enorme hartazgo con la clase política y los constantes fraudes electorales han llevado a muchos a abogar por un “boicot” electoral, así como a demandar la cancelación de las elecciones en Guerrero. Si bien se entiende y se comparte la enorme indignación que motiva estos posicionamientos, también se vale cuestionar respetuosamente la utilidad de las estrategias que proponen.
Lo que nos tiene sumidos en la más absoluta ignominia no son las elecciones o los partidos en sí mismos, sino el fraude y la corrupción política. No fue el voto lo que llevó Enrique Peña Nieto, Ángel Aguirre y José Luis Abarca a sus puestos, sino la dictadura mediática, la compra de voluntades y la parcialidad de las instituciones electorales. Y hoy no somos gobernados por partidos políticos, sino por una clase política absolutamente podrida que ha logrado corroer y destruir por dentro a cada uno de los institutos políticos que hoy malgobiernan el país...
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