Enrique Peña Nieto y Barack Obama (Foto: La Jornada) |
Durante la séptima Cumbre de las Américas, celebrada los pasados 10 y 11 en Panamá, se ratificó la derrota de Washington a manos de un pueblo latinoamericano cada día más consciente, participativo e independiente. En lugar de aplaudir a Barack Obama por la "normalización" de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, el mensaje central fue de celebración de la victoria del pueblo cubano sobre la retrógrada estrategia de bloqueo imperial. La mayoría de los presidentes latinoamericanos también exigieron a Obama que cancelara inmediatamente la ridícula categorización de la administración de Nicolás Maduro como "amenaza" para la "seguridad nacional" de Washington.
El principal obstáculo para el surgimiento de una poderosa unión regional que logre finalmente establecer relaciones de respeto e igualdad entre los pueblos al sur y al norte del río Bravo es la vergonzosa captura del Estado mexicano por los intereses más oscuros de Estados Unidos. El abyecto servilismo del gobierno de Enrique Peña Nieto con el vecino del norte no solamente ha profundizado la corrupción y los derechos humanos en México, sino también mantiene dividida a América Latina.
El mandatario mexicano jamás escatima esfuerzos para alabar la supuesta "valentía" y "visión" del líder estadounidense. En su última reunión con Obama en Washington, el pasado 6 de enero, Peña Nieto incluso prometió ayudar a Estados Unidos con su hipócrita e intervencionista misión de "promover la democracia y el respeto de los derechos humanos" en Cuba. En la Cumbre de las Américas, Peña Nieto repitió el mismo mensaje sobre Cuba sin articular el mínimo cuestionamiento sobre las nuevas sanciones a Venezuela....
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