John M. Ackerman
Oaxaca está en ruinas. La esperanza del gobierno de la "transición" de Gabino Cué muy rápidamente se convirtió en una pesadilla marcada por la represión, la impunidad y malos manejos financieros. Como Vicente Fox y Felipe Calderón a escala nacional, Cué desperdició una oportunidad de oro para transformar la forma de ejercer la autoridad y de relacionarse con la ciudadanía.
Pero el retorno del PRI en Oaxaca en 2016 amenaza ser aún más desastroso que el regreso del PRI al nivel federal desde 2012. El nuevo gobernador, Alejandro Murat, pertenece a una nueva generación de gobernadores del PRI que ha resultado ser aún más cínica y corrupta que sus predecesores. Bebesaurios, como Javier Duarte, Humberto Moreira, Manuel Velasco, Rodrigo Medina, Tomás Yarrington, César Duarte y el mismo Enrique Peña Nieto, han sido un total desastre para el país y para sus entidades federativas. En las próximas elecciones para gobernador en el Estado de México, en 2017, Alfredo del Mazo Maza ya se prepara para repetir el mismo guión.
Murat ha desdeñado la legalidad desde el primer día de su gestión. En lugar de establecer los acuerdos necesarios para poder tomar posesión de acuerdo con la ley en la sede del Congreso del estado, el nuevo gobernador decidió celebrar un acto improvisado a la 1:30 AM en las instalaciones de la televisora estatal.
El artículo sexto de la Ley Orgánica del Poder Legislativo del Estado de Oaxaca dice explícitamente que "el Congreso del estado tendrá su residencia oficial en la ciudad de Oaxaca de Juárez, celebrará sus sesiones en el edificio sede del Poder Legislativo y no podrá trasladarse a otro lugar, sin que así lo acuerden las tres cuartas partes de los diputados presentes". Sin embargo, no se emitió convocatoria oficial alguna a los diputados para la celebración de la sesión extemporánea de toma de posesión. Tampoco hay documentación que indique que los diputados hayan acordado trasladar la sesión a la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión...
TEXTO COMPLETO DISPONIBLE EN LA JORNADA