El autor apoyando la lucha de San Antonio Zaragoza, Valle del Mezquital, Hidalgo |
Fracasó la estrategia del miedo. La represión asesina, las cortinas de humo mediáticas y los provocadores violentos no lograron apagar el fuego de la indignación ciudadana. Al contrario, hicieron crecer aún más la llama de la protesta y la esperanza.
Desde la entrada en vigor del gasolinazo el 1º de enero, ha habido movilizaciones todos los días a lo largo y ancho de la República Mexicana. Algunas han sido pequeñas e intensas, otras medianas pero con gran arraigo popular, y otras enormes, llenando hasta el tope las plazas públicas correspondientes. Desde Tapachula hasta Tijuana, desde Ixmiquilpan hasta Mexicali, desde Acapulco hasta Camargo, y desde Guadalajara hasta la Ciudad de México, el pueblo mexicano se ha levantado.
Todos los sectores de la población han participado, incluyendo estudiantes, campesinos, maestros, carpinteros, médicos, oficinistas, transportistas y empresarios. El colapso en el valor del peso, el saqueo de los recursos naturales y el aumento generalizado en los precios nos afectan de manera directa a todos. El pueblo mexicano clama con una sola voz la exigencia común de paz, justicia, democracia y bienestar. Nos encontramos en medio de una auténtica coyuntura de ruptura del régimen imperante.
Enrique Peña Nieto se ha quedado solo y da la impresión de haber tirado la toalla. ¿El Presidente en funciones ya habrá echado a andar los preparativos para su escape anticipado del país? Siguiendo el ejemplo tanto de su amigo y cómplice Javier Duarte como de su maestro Raúl Salinas de Gortari, es muy probable que Peña Nieto ya haya mandado a imprimir pasaportes falsos para él y su familia para burlar los controles fronterizos. Seguramente también ya iniciaron las transferencias de las riquezas mal habidas de la familia real a cuentas blindadas en Miami, Panamá, las Islas Caimán o algún otro paraíso fiscal...
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