Nepomuceno Moreno y Felipe Calderón |
En su discurso con motivo del quinto año de gobierno, Felipe Calderón tuvo un momento de lucidez al afirmar que en materia de inseguridad ya hemos rebasado las fases "predatoria" y "parasitaria," en las que existen claras líneas divisorias entre las autoridades y los delincuentes, para evolucionar hasta la fase "simbiótica, donde simplemente ya no hay diferencia entre el Estado y sus instituciones y los criminales." En este contexto, "los criminales se apoderan de las instituciones policiacas y ministeriales, actúan a través de la policía y se diversifican hacia la extorsión, el secuestro y el cobro de piso para quedarse con las rentas de la sociedad" (discurso disponible en: http://bit.ly/tsvyeV).
Los acontecimientos de los últimos días confirman esta evaluación. La ola de asesinatos, asaltos, secuestros y acusaciones penales contra activistas y defensores de derechos humanos, incluyendo a Nepomuceno Moreno, Alejandro Solalinde, Norma Andrade, Trinidad de la Cruz, Pedro Leyva Domínguez, Marcial Bautista Valle y Eva Alarcón Ortiz, revela una vez más que la violencia y el acoso no solamente lo ejercen los malos en la calle, sino también las instituciones gubernamentales. La semana pasada, Calderón demostró en entrevista con Joaquín López Dóriga que esta intimidación forma parte de una política de Estado desde los más altos niveles, al ratificar y ampliar su amenaza de proceder en contra de las casi 30 mil personas que respaldan la solicitud de investigación en la Corte Penal Internacional (CPI).
Epigmenio Ibarra ha señalado con toda claridad la responsabilidad del Presidente por el actual clima intimidatorio: "Cada vez que usted [Calderón] sale en la televisión... incitando al linchamiento de sus críticos pone una diana en el pecho de uno de estos luchadores sociales. Cada vez que se atreve usted a sugerir... que quien se opone a la guerra está por la negociación con los criminales, o de plano trabaja para ellos, firma una sentencia de muerte...Ya jugó a sembrar el encono y la discordia en 2006; ahora, literalmente, juega con fuego" (Texto completo aquí: http://bit.ly/vZYNbN)...
Los acontecimientos de los últimos días confirman esta evaluación. La ola de asesinatos, asaltos, secuestros y acusaciones penales contra activistas y defensores de derechos humanos, incluyendo a Nepomuceno Moreno, Alejandro Solalinde, Norma Andrade, Trinidad de la Cruz, Pedro Leyva Domínguez, Marcial Bautista Valle y Eva Alarcón Ortiz, revela una vez más que la violencia y el acoso no solamente lo ejercen los malos en la calle, sino también las instituciones gubernamentales. La semana pasada, Calderón demostró en entrevista con Joaquín López Dóriga que esta intimidación forma parte de una política de Estado desde los más altos niveles, al ratificar y ampliar su amenaza de proceder en contra de las casi 30 mil personas que respaldan la solicitud de investigación en la Corte Penal Internacional (CPI).
Epigmenio Ibarra ha señalado con toda claridad la responsabilidad del Presidente por el actual clima intimidatorio: "Cada vez que usted [Calderón] sale en la televisión... incitando al linchamiento de sus críticos pone una diana en el pecho de uno de estos luchadores sociales. Cada vez que se atreve usted a sugerir... que quien se opone a la guerra está por la negociación con los criminales, o de plano trabaja para ellos, firma una sentencia de muerte...Ya jugó a sembrar el encono y la discordia en 2006; ahora, literalmente, juega con fuego" (Texto completo aquí: http://bit.ly/vZYNbN)...
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