Tlatelolco/ Foto: F. Olvera, jornada.com |
La sensatez e inteligencia del emergente movimiento juvenil es asombrosa. Todas sus manifestaciones han sido pacíficas y sus exigencias siempre concretas y estratégicas. En lugar de sabotear las elecciones, llaman a participar en ellas. En lugar de convocar a acciones violentas u obstruir vialidades, ocupan banquetas y lanzan consignas. En lugar de pedir la inmediata cancelación de la concesión a Televisa, exigen que esta empresa transmita el próximo debate presidencial por cadena nacional. Los estudiantes sin duda tienen grandes ideas y una sed de revolucionar el sistema de raíz, pero también saben bien cómo evaluar el impacto de sus acciones y calibran perfectamente sus decisiones.
Por ello son absurdas e indignantes las recientes descalificaciones e intentos de cooptación. Quizás el más retrógrado de estos esfuerzos es el de Jorge Castañeda, quien nos vuelve a obsequiar un monumento a la intolerancia y al elitismo, cuando afirma que los estudiantes no son más que orates inmersos en una indigencia política y que carecen de la cultura política que se esperaría de un sector tan privilegiado. Enrique Krauze guarda mejor las formas, pero lanza una sugerencia igual de venenosa. Para el integrante del consejo de administración de Televisa, la mejor opción que queda a estos jóvenes rebeldes es despedirse de la espontaneidad y riqueza de un movimiento social para mejor dedicarse a construir un nuevo partido político. Así, la efervescencia juvenil se canalizaría hacia la creación de nuevas burocracias fácilmente controladas por el poder y el dinero.
Simultáneamente, estos agudos intelectuales y sus aliados solicitan al Instituto Federal Electoral la aplicación de medidas cautelares para permitir la contratación por particulares de propaganda electoral en radio y televisión. Así buscan apuntalar aún más la voz de los que más tienen y opacar al movimiento juvenil con nuevos espots que expresarían el punto de vista de una sociedad civil supuestamente más responsable y respetuosa. Los otrora abajo firmantes deliberadamente también cancelan nuestro derecho a la información al negarse a convocar a debates presidenciales adicionales o asegurar la cobertura nacional de aquellos organizados por el IFE...
Por ello son absurdas e indignantes las recientes descalificaciones e intentos de cooptación. Quizás el más retrógrado de estos esfuerzos es el de Jorge Castañeda, quien nos vuelve a obsequiar un monumento a la intolerancia y al elitismo, cuando afirma que los estudiantes no son más que orates inmersos en una indigencia política y que carecen de la cultura política que se esperaría de un sector tan privilegiado. Enrique Krauze guarda mejor las formas, pero lanza una sugerencia igual de venenosa. Para el integrante del consejo de administración de Televisa, la mejor opción que queda a estos jóvenes rebeldes es despedirse de la espontaneidad y riqueza de un movimiento social para mejor dedicarse a construir un nuevo partido político. Así, la efervescencia juvenil se canalizaría hacia la creación de nuevas burocracias fácilmente controladas por el poder y el dinero.
Simultáneamente, estos agudos intelectuales y sus aliados solicitan al Instituto Federal Electoral la aplicación de medidas cautelares para permitir la contratación por particulares de propaganda electoral en radio y televisión. Así buscan apuntalar aún más la voz de los que más tienen y opacar al movimiento juvenil con nuevos espots que expresarían el punto de vista de una sociedad civil supuestamente más responsable y respetuosa. Los otrora abajo firmantes deliberadamente también cancelan nuestro derecho a la información al negarse a convocar a debates presidenciales adicionales o asegurar la cobertura nacional de aquellos organizados por el IFE...