Peña y Santos/Foto: AP, Proceso.com |
El pasado martes 18 de septiembre, en el marco de su visita a Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, Enrique Peña Nieto afirmó que ese país “representa un ejemplo exitoso de lucha contra la violencia y la criminalidad organizada”. El mismo día, Alejandro Poiré, Guillermo Galván, Francisco Saynez, Genaro García Luna, Marisela Morales y Patricia Espinosa se encontraban en Washington rindiendo cuentas a sus homólogos estadunidenses sobre los saldos de la “guerra contra las drogas”, en el contexto de la cuarta “reunión de alto nivel” de la Iniciativa Mérida. Allí, Hillary Clinton expresó su confianza en que el “alto nivel de cooperación y creencia en la responsabilidad compartida” establecidos con el gobierno de Felipe Calderón continuaría con “la próxima administración mexicana”.
Tiene razón la canciller estadunidense. Al parecer Peña Nieto no tiene ningún interés en modificar las coordenadas de la relación de México con Estados Unidos y no transformará los términos de la estrategia de combate al narcotráfico iniciada por Calderón. Al contrario, el presidente electo ya anunció que el Ejército seguirá en las calles, y con el nombramiento del general Óscar Naranjo, exdirector de la Policía Nacional de Colombia y “agente especial” de la DEA, como su asesor en materia de seguridad pública, envió una clara señal de continuismo a los estadunidenses.
La decisión de iniciar su gira por América Latina en Guatemala, para sacarse la foto con el presidente Otto Pérez Molina, quien, como Peña Nieto, es un “dinosaurio” emblemático del peor pasado autoritario, y en seguida llegar a Colombia, confirma el interés del presidente electo mexicano de dar continuidad al entreguismo de Calderón. Tal como ha sido señalado por Julio Hernández, Peña Nieto “geográficamente ha dado sus primeros pasos diplomáticos hacia el sur, pero políticamente su equipaje discursivo y su brújula están abiertamente orientados hacia el norte”. Habría que recordar cómo, en el segundo debate presidencial, el priista deslizó la necesidad de visualizar a México principalmente como parte de América del Norte y dejar atrás la idea de que seamos latinoamericanos...
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