Las Torres de Pemex en Azcapotzalco, Foto: La Jornada |
Inmediatamente después de declarar luto nacional durante su comida con la Confederación Patronal de la República Mexicana, Enrique Peña Nieto "honró" a los muertos de la explosión en Pemex vacacionando en un hotel de lujo en las playas de Nayarit. Mientras, el titular del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN), Claudio X. González, aprovechó el fin de semana largo para lanzarse en contra de la eliminación de los privilegios fiscales incluida en el Pacto por México.
El río regresa a su cauce. Las vacaciones de Peña Nieto y la postura del CMHN son dos caras de la misma moneda. Tanto el "luto nacional" como la "unidad nacional" terminan como meras cortinas de humo para encubrir el mismo cinismo e intereses de siempre. Se agota la estrategia de gobernar por medio de espectáculos mediáticos y la indignación ciudadana aumenta.
No es suficiente que las investigaciones de la explosión en Pemex se conduzcan con transparencia. Hay que dar el salto de la información a la rendición de cuentas y de la transparencia al castigo de los responsables. Por ejemplo, independientemente de si se trató de una bomba o un mero accidente, el titular de Pemex, Emilio Lozoya Austin, está obligado a presentar su renuncia al cargo de manera inmediata por su total negligencia para garantizar la seguridad de las instalaciones centrales de la empresa petrolera.
La rendición de cuentas se pervierte cuando se reduce a la mera exhibición de datos. México es un destacado ejemplo a escala mundial de las consecuencias de este tipo de impunidad transparente. A pesar de los avances en materia de acceso a la información pública, el país se mantiene como uno de los más corruptos del mundo. En 2012, México recibió de Transparencia Internacional una calificación de 34 (de 100) en materia de corrupción, colocándolo en una posición inferior en la tabla mundial en relación con países como Malí, Bolivia, Senegal, China y Cuba.
Una de las principales razones del fracaso de la transición a la democracia y el combate a la corrupción en México es precisamente la impunidad de los poderosos. Nadie paga los platos rotos. Felipe Calderón goza de su decorosa jubilación a cargo del erario federal bajo la protección de la Universidad Harvard. Ernesto Zedillo también pasea con toda tranquilidad por las aulas de la Universidad Yale...
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