Enrique Peña Nieto y Arturo Montiel/ Foto: proceso, |
El PRI sigue al pie de la letra la estrategia de “shock and awe” (conmoción y pavor) desarrollada por el ejército estadounidense, y redactada por Harlan Ullman y James Wade de la Universidad de la Defensa Nacional (resumen aquí: http://ow.ly/irGgM). Esta doctrina se basa en el despliegue de vistosas muestras de fuerza intimidatoria al principio de una campaña militar con el fin de paralizar y desmoralizar al enemigo en preparación para la introducción de las tropas terrestres.
En 2012, el intenso bombardeo de espectaculares en cada rincón de la República, encuestas de dudosa procedencia, entrevistas pagadas, y costosos “regalos” a la población buscaban generar al principio de la campaña electoral la impresión de la inevitabilidad del triunfo de Peña Nieto. Hoy, en cambio, el objetivo es neutralizar la oposición política y social para que el pueblo se resigne a regalar su oro negro a Halliburton y Exxon-Mobil. En ambos casos, la apuesta es al desánimo y la desmovilización social. El debate democrático, el análisis crítico y la participación ciudadana constituyen los adversarios a vencer....
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