ADQUIERE "EL MITO DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA"

domingo, 5 de octubre de 2014

"Por una verdadera transición" (Revista Proceso, 5 de octubre, 2014)

Marcha de Normalistas en Guerrero//Foto: Óscar Alvarado, Proceso
Los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) representan hoy al país entero. Cuentan con mayor legitimidad pública y confianza social que el Congreso de la Unión, el Presidente de la República, el Instituto Nacional Electoral o la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Si juega bien sus cartas, el movimiento estudiantil podría detonar una verdadera transición a la democracia en México. De lo contrario, terminará como otra explosión social temporal de alcances limitados. Y si los dignos politécnicos pierden totalmente la brújula, incluso podría contribuir a fortalecer al régimen autoritario. La historia está en sus manos.

La estrategia del Gobierno es transparente. Busca dividir el movimiento por dentro y separarlo de otras expresiones sociales por medio de un coctel de concesiones y provocaciones fríamente calculadas. El objetivo en todo momento será encapsularlo y focalizarlo en asuntos exclusivamente "locales", supuestamente "puros" y "limpios", con respecto a la gestión interna del IPN. Y mientras los politécnicos están entretenidos con el "policía bueno" de Miguel Ángel Osorio Chong, los otros estudiantes y jóvenes del país sufrirán cada vez más bajo las macabras estrategias de represión, provocación y violencia del régimen.

Lo que determinará el éxito o el fracaso del movimiento politécnico será entonces la medida en que los estudiantes logren levantar la mira para ser solidarios y generosos con otras causas sociales. Igualmente, es responsabilidad de todos expresar nuestra solidaridad con la importante lucha histórica por alcanzar tanto la autonomía como la democratización interna del IPN.

Las luchas locales, nacionales, e incluso internacionales, no se contraponen, sino que se fortalecen mutuamente. Por ejemplo, tanto la forma antidemocrática como el contenido neoliberal del nuevo reglamento del IPN son resultados directos de las contrarreformas "estructurales" impulsadas por Enrique Peña Nieto, Osorio Chong y el "Pacto por México". En su conducción del proceso de reforma del IPN, Yoloxóchitl Bustamente no hizo más que seguir estrictamente las indicaciones de sus jefes en el Gobierno Federal, quienes a su vez cumplen con las órdenes de Washington. Es evidente que un simple cambio en la dirección del instituto no modificará las coordenadas estructurales del poder que impuso el nuevo reglamento...

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