John M. Ackerman
En el “relanzamiento” de la campaña presidencial de José Antonio Meade el pasado 6 de mayo, Emilio Gamboa exclamó eufórico, en entrevista con el periodista Enrique Méndez de La Jornada: “Hay tiempo para ganar. ¡El partido es mágico!”. Tiene razón el coordinador de los senadores del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Décadas de experiencia con la alquimia electoral han convertido los dirigentes del viejo partido de Estado en verdaderos magos del fraude.
“Con poquito, pero vamos a ganar”, declaró el dirigente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Armando Neyra, confiado en que la mezcla perfecta de operación clientelar, acarreo delincuencial, violencia política y guerra sucia funcionarán para colocar a Meade en Los Pinos el próximo 1 de julio. Efectivamente, Meade ha citado numerosas veces los fraudes perpetrados el año pasado en Coahuila y el Estado de México como “ejemplos” a seguir rumbo a la Presidencia de la República.
El senador priista Manuel Cavazos fue más preciso en su argumentación, también en entrevista con Enrique Méndez el mismo domingo 6: “Las elecciones se ganan en la casilla y para llenar ese hueco, ese bache, esa distancia entre la casa y la casilla se necesita mucha organización y estructura, y eso sólo lo tiene el PRI”. Cavazos después remataría: “Las encuestas se hacen en casa. Y si le preguntan, usted dice por quién piensa votar. Ah, pero que ese día se levante a votar, deje el futbol y la fiesta, eso es otra cosa, y eso no lo toman en cuenta.”
Queda perfectamente clara la estrategia del PRI. Gastarán millones de dólares, euros y pesos al margen de la ley para, por un lado, movilizar legiones de ciudadanos vulnerables por medio de operativos ilegales de acarreo de votantes y, por otro lado, desmovilizar a los simpatizantes de sus adversarios por medio de la intimidación, el miedo y la distracción. De manera complementaria, el régimen también utilizará amenazas directas y estrategias de cooptación, la fórmula clásica de “plata o plomo”, tanto para ahuyentar los representantes de casilla de Morena como para domar a los ciudadanos funcionarios de casilla que pudieran atreverse a denunciar las irregularidades...
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