John M. Ackerman
No hay que dejarse vencer por el desánimo o la desesperación. Las transformaciones políticas profundas siempre toman tiempo. Lo importante es aprovechar de todas y cada una de las coyunturas para ir acumulando cada vez más fuerza social y organización ciudadana.
Las elecciones son apenas una oportunidad más para expresar nuestro repudio al sistema corrupto y asesino que hoy se presenta como “gobierno” en México. Emitir tu opinión tachando una boleta electoral no “legitima al sistema” ni “otorga un cheque en blanco” más que firmar un amparo ante la desacreditada Suprema Corte de Justicia de la Nación en defensa de Carmen Aristegui o dialogar con expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos financiados por el gobierno de Enrique Peña Nieto para investigar el caso de Ayotzinapa.
Los luchadores sociales deben siempre mantener su mente abierta para utilizar todas las herramientas a su alcance para transformar el sistema. No ejercer tu derecho a votar cuando existen opciones nuevas sería como abstenerse de enviar tuits o de poner “me gusta” en las redes sociales para no “legitimar” el control de éstas por grandes corporaciones estadounidenses. Dejemos de darnos balazos en el pie y evitemos debates estériles sobre quién es más ideológicamente “puro” que los demás. El objetivo no es ir al cielo, sino caminar juntos hacia la transformación del país.
En la coyuntura actual, es aun más inútil abstenerse, anular la boleta electoral o emitir un voto en blanco que votar. No acudir a las urnas o invalidar activamente tu voto no tendrá absolutamente ningún impacto en el resultado de la elección. De acuerdo con la legislación, lo único que se toma en cuenta a la hora de contabilizar los resultados es el porcentaje “real” que haya recibido cada partido político o candidato de entre los votos válidos emitidos. Al contrario de lo que algunos imaginan, un elevado nivel de abstencionismo o de votos nulos no tendrá ningún efecto sobre la validez de la elección ni sobre el nivel de financiamiento estatal otorgado a los partidos políticos...
ENSAYO COMPLETO DISPONIBLE EN REVISTA IBERO