Joseph Kony |
En apenas tres semanas, el video Kony 2012 (http://www.kony2012.com/), de la organización Niños Invisibles (Invisible Children), con sede en California, Estados Unidos, ha sido visto más de 100 millones de veces en Internet. Este documental sobre Joseph Kony, criminal de guerra y líder de un grupo armado en la República Democrática del Congo, irrumpe como un ejemplo del enorme potencial de las redes sociales para facilitar la difusión libre de mensajes e imágenes sin el filtro previo de las empresas televisivas o productoras cinematográficas.
El éxito de este esfuerzo constituye un hito histórico comparable a la difusión masiva de los cables diplomáticos de Estados Unidos por Julian Assange y Wikileaks, así como a la utilización de las redes sociales en los levantamientos sociales que tuvieron lugar en Egipto, España, Estados Unidos, Chile y numerosos otros sitios a lo largo del año pasado.
Sin embargo, esta nueva etapa en la comunicación a nivel mundial no necesariamente desembocará en un cambio social a favor de la justicia. Todo depende de si la nueva generación de jóvenes será capaz de aprovechar estas nuevas herramientas para difundir mensajes contrahegemónicos que influyan de manera positiva en la conciencia colectiva.
Lamentablemente, en lugar de revolucionar las conciencias, el contenido de Kony 2012 reafirma el orden mundial imperante con su mensaje asistencialista, amarillista e imperialista. No hay duda de que Joseph Kony es un cruel criminal de guerra que merece ser castigado. Este líder del Ejército de Resistencia del Señor (Lord´s Resistance Army-LRA) ha cometido todo tipo de atrocidades tanto en el Congo como en Uganda. El video señala que a lo largo de sus 26 años de existencia el LRA habrá reclutado forzosamente a más de 30 mil niños y sería responsable del desplazamienpo de más de 2.1 millones de personas. También indica que Kony anima a sus soldados a violar, mutilar y matar brutalmente a civiles inocentes. A raíz de esta situación, hace años la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya, giró una orden de aprehensión en su contra que aún no ha sido cumplida...