Claudio X. González y MF Beltrones/Foto: Carlos González, jornada.com |
Los mexicanos merecemos un buen debate, plural y enérgico, sobre el pasado y futuro de la nación. El mejor momento para realizarlo es precisamente ahora, en el arranque de las campañas presidenciales y en la antesala de la jornada electoral más grande en la historia. Extraña y decepciona entonces que algunos actores busquen retornar a la época de las pasarelas en lugar de construir escenarios para la confrontación de las ideas.
Se equivocan quienes sostienen que los mexicanos no saben debatir, bien porque supuestamente rehúyen la confrontación o bien porque su "incivilidad política" no permite un diálogo con respeto. Muy por el contrario, el principal obstáculo al debate no viene del pueblo, sino precisamente de los "ilustrados" que se niegan a bajar de su pedestal.
El cuestionario divulgado a plana entera el martes pasado constituye un perfecto botón de muestra. Pedro Aspe, Claudio X. González, Luis Rubio, Jorge Castañeda, Héctor Aguilar Camín, Juan Ramón de la Fuente, René Drucker y Sergio Aguayo, entre otros, cuentan con poderosas redes de influencia que pudieron haber utilizado para generar espacios para un verdadero intercambio plural de ideas. En lugar de ello, prefirieron constituirse en un jurado de notables para aplicar un interrogatorio con preguntas capciosas y sesgadas. Siguiendo el ejemplo del vicepresidente de Estados Unidos, quien llamó a los candidatos, por separado, a dialogar en un hotel de Polanco, y del papa Benedicto XVI, quien los convocó a misa en el Parque Bicentenario de Silao, hoy los abajo-firmantes también quieren tener su oportunidad para llamar al banquillo de los acusados a quienes buscan la silla presidencial...
Se equivocan quienes sostienen que los mexicanos no saben debatir, bien porque supuestamente rehúyen la confrontación o bien porque su "incivilidad política" no permite un diálogo con respeto. Muy por el contrario, el principal obstáculo al debate no viene del pueblo, sino precisamente de los "ilustrados" que se niegan a bajar de su pedestal.
El cuestionario divulgado a plana entera el martes pasado constituye un perfecto botón de muestra. Pedro Aspe, Claudio X. González, Luis Rubio, Jorge Castañeda, Héctor Aguilar Camín, Juan Ramón de la Fuente, René Drucker y Sergio Aguayo, entre otros, cuentan con poderosas redes de influencia que pudieron haber utilizado para generar espacios para un verdadero intercambio plural de ideas. En lugar de ello, prefirieron constituirse en un jurado de notables para aplicar un interrogatorio con preguntas capciosas y sesgadas. Siguiendo el ejemplo del vicepresidente de Estados Unidos, quien llamó a los candidatos, por separado, a dialogar en un hotel de Polanco, y del papa Benedicto XVI, quien los convocó a misa en el Parque Bicentenario de Silao, hoy los abajo-firmantes también quieren tener su oportunidad para llamar al banquillo de los acusados a quienes buscan la silla presidencial...
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