Cámara de Diputados/Foto: proceso.com |
La propuesta de Enrique Peña Nieto de reducir a la mitad la cantidad de diputados plurinominales es un clásico ejemplo del populismo de derecha que tanto daño ha hecho al país desde hace décadas. En lugar de abrazar la pluralidad y la democracia, el candidato busca retornar a la época en que el presidente de la República contaba con una mayoría legislativa predeterminada a su favor y podía simplemente ignorar a la oposición política. Al igual que la propuesta anterior de Peña Nieto de resucitar la cláusula de gobernabilidad a nivel federal y la iniciativa de Manlio Fabio Beltrones para crear un “gobierno de coalición”, esta nueva “reforma política” mira hacia el pasado con nostalgia autoritaria en lugar de hacia el futuro con optimismo reformador.
La representación proporcional tiene la crucial función de asegurar que el Congreso de la Unión represente más fielmente la pluralidad de voces e intereses sociales. Si los únicos diputados fueran los “uninominales”, elegidos en su distrito correspondiente, se excluirían todos los grupos que no alcanzaran la mayoría de votos en un distrito en particular. Los “plurinominales”, elegidos por listas, existen precisamente para complementar el criterio territorial con otros criterios más temáticos, de identidad o ideológicos con el fin de asegurar la participación política de la más amplia diversidad del pueblo mexicano.
La aplicación del principio mayoritario a secas y a rajatabla termina inevitablemente en una dictadura de los más sobre los menos. Pero la democracia no es el gobierno “de las mayorías”, sino “del pueblo”, y para su buen funcionamiento requiere que predominen los principios de inclusión y pluralidad por encima de una supuesta “gobernabilidad” o “unidad” excluyente e intolerante.
Históricamente, la inclusión de los diputados plurinominales también ha sido uno de los factores más importantes para asegurar tanto la estabilidad política como la productividad legislativa. Sin esta válvula de escape hubiera sido mucho más difícil incorporar a la oposición dentro del juego electoral. Asimismo, la pluralidad de voces en la Cámara de Diputados es la principal razón por la cual hemos vivido una verdadera explosión en la aprobación de nuevas reformas constitucionales y legales durante los últimos 15 años...
La representación proporcional tiene la crucial función de asegurar que el Congreso de la Unión represente más fielmente la pluralidad de voces e intereses sociales. Si los únicos diputados fueran los “uninominales”, elegidos en su distrito correspondiente, se excluirían todos los grupos que no alcanzaran la mayoría de votos en un distrito en particular. Los “plurinominales”, elegidos por listas, existen precisamente para complementar el criterio territorial con otros criterios más temáticos, de identidad o ideológicos con el fin de asegurar la participación política de la más amplia diversidad del pueblo mexicano.
La aplicación del principio mayoritario a secas y a rajatabla termina inevitablemente en una dictadura de los más sobre los menos. Pero la democracia no es el gobierno “de las mayorías”, sino “del pueblo”, y para su buen funcionamiento requiere que predominen los principios de inclusión y pluralidad por encima de una supuesta “gobernabilidad” o “unidad” excluyente e intolerante.
Históricamente, la inclusión de los diputados plurinominales también ha sido uno de los factores más importantes para asegurar tanto la estabilidad política como la productividad legislativa. Sin esta válvula de escape hubiera sido mucho más difícil incorporar a la oposición dentro del juego electoral. Asimismo, la pluralidad de voces en la Cámara de Diputados es la principal razón por la cual hemos vivido una verdadera explosión en la aprobación de nuevas reformas constitucionales y legales durante los últimos 15 años...
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