ADQUIERE "EL MITO DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA"

martes, 20 de marzo de 2018

"Debates y valentía" (Revista Proceso, 18 de marzo, 2018)

John M. Ackerman 

Si Ricardo Anaya y José Antonio Meade realmente fueran tan valientes como dicen ser, no estarían buscando desesperadamente un debate con Andrés Manuel López Obrador dentro de un cómodo set televisivo manejado por uno de sus socios, sino que se lanzarían a los municipios más recónditos del país para dialogar y debatir con los millones de víctimas de la carestía, la corrupción y la violencia generadas por las políticas neoliberales impuestas desde hace décadas por los dos partidos que los impulsan: el PRI y el PAN. 

Es ahí, con los más marginados, donde los candidatos presidenciales tendrían que demostrar de manera directa su valentía, su apertura y su sensibilidad. Es ahí, con los ciudadanos más vulnerables, donde los aspirantes a Los Pinos deberían evidenciar su capacidad de escuchar, de proponer soluciones y de recibir críticas. 

López Obrador tiene casi dos décadas recorriendo al país visitando a todos y cada uno de los municipios de México, desde los más adinerados hasta los más olvidados. En cada parada tiene la oportunidad de escuchar las esperanzas y tomar en cuenta los reclamos de la gente. Y en cada visita expone su vida y su integridad física, ya que camina sin escoltas ni protección especial, confiado en que el mismo pueblo lo protege. 

Anaya y Meade, en contraste, sólo participan en reuniones estrictamente controladas, llenas de acarreados y rodeados de escoltas. Y cuando se atreven a participar en eventos con una población más abierta son fuertemente repudiados y abucheados, como cuando Meade tomó el micrófono la semana pasada en el evento de Omnilife en el estadio de las Chivas (véase: http://bit.ly/2FBDDia). 

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